LAS BUENAS NOCHES DE DON BOSCO
En 1854, Don Bosco escribió en Turín el Reglamento del Oratorio de San Francisco de Sales en el que explicaba en qué consistían las Buenas Noches; En él se recogía, respecto a las Buenas Noches lo que se ha convertido en un texto clásico para comenzar a entender lo que Don Bosco pretendía con esta práctica que tanto valoró:
“Cada noche, después de las oraciones habituales y antes de que los alumnos marchen a descansar, el Director o alguien por él, dirija algunas palabras afectuosas en público, dando algún aviso o consejo respecto a cosas que se deban hacer o evitar e ingénieselas para sacar las lecciones de hechos sucedidos durante el día en el instituto o fuera; pero su platiquita no pase nunca de los dos o tres minutos. Ésta es la llave de la moralidad, de la buena marcha y del éxito de la educación”
Las Buenas Noches, calificadas por Eugenio Ceria como “una de las más genuinas, geniales y simpáticas tradiciones salesianas”, y por don Caviglia como una “creación originalísima de Don Bosco”, tendrían su origen en 1841, con el inicio del Oratorio:
“desde el primer año, Don Bosco solía dirigir unas palabras, después de la oración de la noche; pero en el principio, él lo hacía raramente y solamente en las vigilias de las fiestas. Su discursito duraba entre dos y tres minutos,” según se apunta en las Memorias Biográficas.
En 1875, interrogado Don Bosco por unos señores sobre sus medios educativos, les sugiere siete normas, entre las cuales ésta: “dos palabras confidenciales, cada noche, después de las oraciones”. “Éste es un medio potente de persuasión al bien –agregaba-. Allá se cortaba la raíz a los desórdenes, antes incluso de que naciesen”.
Ya en los años finales de Don Bosco, en 1884, tras el célebre sueño de Roma, una vez regresado a Turín, reunió al Consejo para revisar las normas educativas, pero, aunque condescendió en algunos asuntos, fue inflexible especialmente res-pecto a la unidad de dirección, a la cual están estrechamente conectadas las Buenas Noches.
En resumen: las Buenas Noches salesianas son una de las iniciativas más genuinas de Don Bosco, que las va consolidando en su praxis y teoría a lo largo de su vida sacerdotal. Don Caviglia, estudioso y crítico salesiano, consideraba que eran una parte importante de la educación colectiva que formaba el clima-ambiente del oratorio.
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