UN SALESIANO “ECHAO PALANTE”;
D. MODESTO JIMÉNEZ MARTAGÓN
D. Modesto (Puebla de Cazalla, Sevilla, 1884-Sevilla, 1965), se formó en la Casa de la
Trinidad, allí estudio Humanidades, como Hijo de María (aspirante), realizó su profesión
religiosa en Utrera (30.07.1904).
Estuvo en dos periodos en la Casa de Cádiz, en primero desde 1905 a 1912, siendo miembro de la primera
comunidad de la misma, en principio como clérigo, realizando su trienio práctico, que culminó con su profesión
perpetua (Sevilla 18.09.1908), posteriormente compaginó su trabajo como educador con los estudios de teología,
siendo ordenado sacerdote (Granada 24.09.1910), una vez ordenado continua en Cádiz, como Catequista.
Volvió a Cádiz, entre 1918 permaneciendo
hasta 1935, en este segundo periodo ejerció
como Prefecto, fue Director interino (1925-27), de
nuevo Prefecto, siendo Director entre 1928 y 1934
y luego un año más de Prefecto.
El Asilo Escuela San Ignacio se mantenía gracias
a las aportaciones económicas de la fundadora
Dª Ana de Viya, cuando esta fallece, en diciembre
de 1919, pienso que ni ella misma conocía su
difícil situación financiera; la mayor parte de su
capital estaba invertido en títulos de deuda pública
del Imperio Ruso, bonos que la revolución de
1917 había dejado sin ningún valor. Dª Ana, había
dejado como heredero universal de sus bienes a
la Fundación, regentada por los salesianos, pero
también había importantes cantidades que había de entregar en forma de mandatos testamentarios a muchas
personas y entidades de la ciudad.
El albacea, D. Tomás Beltrami, debía que hacer el
reparto de los bienes del testamento, lo por fortuna
demoró hasta 1921, entonces para la Fundación
quedó prácticamente solo el edificio y los títulos de
deuda pública rusa, sin ningún valor real (nunca se
cobraron ni el capital, ni los intereses; estuvieron
depositados durante décadas en la Banca Loring de
Londres, hasta que D. Manuel Caballero, consiguió
recuperarlos físicamente, y hoy se encuentran en el
archivo inspectorial.
D. Modesto se tuvo que enfrentar a una situación
muy difícil, sin medios para mantener la casa ante el
dilema, esperar y echar el cierre o buscar otros medios
de financiación, y aquí es donde se descubre no
solo al gestor, sino su arrojo e iniciativa y la capacidad
de implicar a otros en el mantenimiento y el
desarrollo de la obra educativa salesiana en Cádiz.
Pone en marcha una campaña de búsqueda de bienhechores
que becasen a los alumnos internos en asilo (artículos en la prensa local, publicación de folletos,
impresos en los talleres tipográficos de la escuela), movilizó a los Antiguos Alumnos y Cooperadores de la
ciudad. En 1926, como ya comenté en estas páginas en el pasado noviembre, consiguió un acuerdo con la
Diputación para que becase junto con los ayuntamientos de la provincia a alumnos internos que se
mantuvo hasta el curso 1931-32.
En esa labor de difusión y mantenimiento de la obra salesiana en Cádiz, el apoyo de los Antiguos Alumnos, fue fundamental. D. Modesto fue uno de los promotores de la revista Don Bosco, alentó a su Consejo de Redacción y apoyó económicamente a la misma, comprometiendo a empresas y comerciantes gaditanos como anunciantes.
Cuando supo que la escultura de D. Bosco realizada en Turín, por Gaetano Cellini, se encontraba depositada en el puerto de Cádiz, sin ser embarcada camino de Colombia, negoció su cesión con los responsables del puerto y de aduanas y, en plena efervescencia del ambiente anticlerical de la 2ª Republica, erigió el segundo monumento a D. Bosco en nuestro país.
Fue también un gran propagador de la devoción a María Auxiliadora, en su directorado se construyó en los talleres de carpintería el Paso de la Virgen (1930), ese año la imagen del Beato D. Bosco procesionó por primera vez; tras tres años sin procesión, en 1934 el Diario de Cádiz, afirma: “El incansable don Modesto, director de los Salesianos, dirigía la organización de la procesión y su paso fue presenciado por infinidad de fieles, que en varias ocasiones aplaudió y vitoreó”.
D. Modesto no solo hizo frente con éxito a las dificultades, tenía visión de futuro, así en 1931, proponía y conseguía la compra de un solar sufragado por la propia Casa, donde luego se instalarán las Salesianas.
“… Lindando con nuestra propiedad o mejor dicho del patronato, unos alambres lo separan, hay una extensión de unos dos mil quinientos sesenta y siete metros cuadrados que fueron puestos en venta; comprendiendo que nos era preciso adquirirlo a fin de que no edificasen en él y quedar nosotros completamente rodeados de personas extrañas que fueran el día de mañana nuestros fiscalizadores…”
En 1928, consiguió la ayuda del filántropo gaditano D. Elías Ahuija y Andría, para financiar la adquisición de una moderna máquina tipográfica alemana marca “Universal Rapid”,
Concluyo con la transcripción de parte del informe que se hace sobre la situación de la escuela gaditana en enero de 1934, a pesar de la difícil coyuntura política y económica, muestra una Casa “Actualmente, la Casa y no obstante la penuria de la época, cuenta con una comunidad de dieciséis salesianos y varios
auxiliares, ciento cincuenta y un alumnos internos Estudiantes y Artesanos y trescientos niños externos divididos en cinco clases graduadas con Cantina Escolar desde primero de enero de mil novecientos treinta y cuatro”.
La Providencia puso en la casa salesiana de Cádiz a la persona adecuada, en el momento necesario. D. Modesto, no se amilanó ante las dificultades, se puso manos a la obra y buscó, alentó e implicó a todos aquellos que pudieran ofrecer medios para el mantenimiento y el crecimiento de la obra salesiana.
Manuel Holgado García. Antiguo Alumno
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