Hola queridos amigos.
Me dirijo a vosotros como gran colectivo y a cada uno en particular en mi deseo de acortar las distancias en estos tiempos tan especiales en los que la compleja realidad nos limita. Creo importante y muy cercano a nuestra forma de entender la educación, que la familiaridad tiene la capacidad de curar y por tanto tiene efectos terapéuticos en unos momentos de la historia en los que da la sensación de que estamos híper conectados, aunque con una distancia emocional grande y congelante.
Poco a poco, nuestra Casa se pone en marcha. La riqueza de nuestra propuesta siempre me ha resultado apabullante y aunque acostumbrado porque en este ambiente he crecido y me he movido a lo largo de mi vida, no dejo de sorprenderme de la cantidad de actividades y personas que giran alrededor de nuestra obra educativa.
Escuela, Santuario, Proyectos para chicos en riesgo de exclusión, deporte, catequesis, grupos de fe, academias, grupos de Familia Salesiana...Todo un sinfín de propuestas para que cada uno pueda encontrar un sitio en esta Casa y para que cada rincón de la misma pueda estar ocupado, y todos y cada uno de los que formáis esta gran familia os podáis sentir protagonistas y acogidos.
La cautela ha hecho que hayamos empezado de menos a más y de las actividades más estructuradas (escuela) hasta las que requieren más reflexión porque son más espontáneas (Pastoral Juvenil).
La razón de ser de nuestra presencia en la ciudad de Cádiz no es otra que la de ofrecer una propuesta global y personalizada, adaptada a cada circunstancia a lo largo de los años que aquí llevamos (116 en concreto), del mensaje de Jesús de Nazaret contemplado desde la óptica juvenil y renovadora de don Bosco.
Tener actividad, proyectos, personas entrando y saliendo por la puerta, con controles de temperatura, mascarilla y demás elementos está bien. Pero no deja de ser algo superficial y no responde a nuestra razón de ser última y principal. Necesitamos en estos tiempos, recuperar el corazón y el sentido profundo de esta Casa. La animación pastoral, el encuentro gratificante sencillo pero profundo con las personas, dejar que las confidencias, el rezo y las buenas relaciones vuelvan a nuestros patios, aulas y talleres.
Este compromiso lo adquiero en primera persona, pero también te pido que puedas acompañarme en este servicio a nuestros jóvenes: primeros protagonistas y principales receptores del mensaje liberador del amor.
Marco A. Vázquez Fernández, SDB Director
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