PALABRAS DEL DELEGADO

DE ADVIENTO A NAVIDAD PASANDO POR LA INMACULADA.

Amigos, no se trata de hacer un combinado con tres sabores. Sí de un conjunto de motivos hilvanados por la coherencia y el progreso de las vivencias.

Veamos: el Adviento es tiempo de inicios y, por tanto, tiempo de cambios. Cambios que necesitamos los humanos para darle salida al esfuerzo por ir a más y mejor. Ir a más y mejor no se identifica, sin más, con el tener más. A la larga los cambios (la conversión, diría un creyente) no viene de la mano de los que más tienen, sino de los que más “son”. Es lo que nos vienen diciendo Juan Bautista e Isaías el profeta.

Pero quien corona el cambio que es conversión en algo sublime, nimbado de hermosura y de luz cegadora, es María, la Inmaculada. El cambio, a Ella y a nosotros, le vino por un SI dicho con toda el alma y con todos los ecos que surgen de una humanidad esperanzada, donde andamos metidos.

Una humanidad esperanzada a pesar de la cortedad de miras de los que viven para tener la agresividad a flor de piel, de los que piensan y actúan para dividir, de los que gritan y nos cercan de reclamos de todo tipo para que no llegue hasta nosotros el quejido y el lamento de los que son pobres hasta para hacer oír su voz…

Pero llega la hora de los marginados, de los “descartados”, como gusta decir Francisco, de los que no cuentan para las agencias de logística; llega la hora de los pastores y de los que velan, duermen o pastorean al raso… para gritar a todo pulmón: ¡Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad…!

Amigos, es tiempo de “conversión” desde el Adviento, pasando por el gran cambio a niveles de universo propiciado por María, para aterrizar, pobres, sencillos e inestables, descubriendo la maravilla en un establo: Dios se pone a nuestro lado para descubrir que bajo el heno y la paja se está incubando el Amor que nos hace libres.

BUENOS DÍAS, BUENAS TARDES, BUENAS NOCHES NOS DE DIOS

José Manuel Pozas Murcia, SDB. Delegado

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