LA ESPERANZA NO ES COSA DE DISCURSOS
Nos la hemos puesto de moda. A la esperanza se recurre en determinados momentos, cuando las soluciones previstas se nos escapan…Dicen que es, “o último que se pierde”, pero también a lo que menos tiempo y atención dedicamos a la hora de cultivarla y de vivirla.
Posiblemente sea, junto al despertar de la solidaridad, uno de los elementos ganados y recuperados tras los peores tiempos de la pandemia.
En nuestros ambientes salesianos la hemos elegido como lema y referencia para este nuevo curso 2021-2122. Se nos invita a ser “Testigos de Esperanza”.
Pero nadie puede dar lo que no tiene. Malos testigos de esperanza seremos si no la “trabajamos”, sino la asumimos como elemento de reflexión, de meditación y de enriquecimientos personal. Digamos que con ella contamos como con el destornillador de las ocasiones. Encerrada, guardada para cuando “pintan bastos”.
La esperanza es para vivirla. La podremos dedicar a los demás (“necesitas tener esperanza”- decimos al amigo cuando vive un mal momento ) cuando la hayamos experimentado, cuando la hayamos “rezado”, cuando la hayamos reflexionado…
Cuando la hayamos convertido en “caridad fraterna”, demostrando que la esperanza tiene vida, que nos ayuda a descubrir hermanos en el entorno, que nos convierte, de agoreros de desgracias, en signos y portadores de nuevos horizontes, siempre al alcance de la mano de quien se sabe querido por Dios…
No hagamos de la esperanza una momia a la que acudimos en determinadas ocasiones. Forma parte de nuestro “ser creyente”. Se nos llama a ser “Testigos de Esperanza”.
BUENOS DÍAS, BUENAS TARDES, BUENAS NOCHES NOS DE DIOS
José Manuel Pozas Murcia, SDB. Delegado
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